25 de marzo — Día de la Libertad (no) celebrado en Belarús

Conmemorado hace más de un siglo, el Día de la Libertad (Дзень Волі – Dzien Voli, en belaruso) está prácticamente prohibido en Belarús. ¿Por qué una fecha tan simbólica molesta tanto al régimen de Lukashenka y es tan celebrada por la diáspora belarusa? El Dr. Paterson Franco Costa, investigador de la lengua y la cultura belarusa, cuenta un poco de la turbulenta historia detrás de esa fecha, poco comprendida incluso dentro del propio país. 

Dice la sabiduría popular que Belarús existe desde el principio de los tiempos, cuando Piarún, una de las principales deidades del panteón eslavo, tocó una piedra y le dio vida. Sin embargo, fue en la mañana del 25 de marzo de 1918 que el mundo vio por primera vez el surgimiento de un país independiente con ese nombre. La República Popular de Belarús fue proclamada en medio de la Primera Guerra Mundial, cuando varias otras naciones de Europa lograban su independencia, como Ucrania, Polonia, Finlandia e Irlanda. Sin embargo, a diferencia de estas, la RPB no duró mucho. Al menos no territorialmente. En 1920, su gobierno, la Rada, tuvo que huir de la invasión rusa por el este y de la invasión polaca por el oeste. Desde entonces, ha existido como el gobierno en el exilio más antiguo del mundo.

Miembros del consejo fundador de la RPB, 1918. Fuente: Rada BNR

Entonces, ¿por qué el 25 de marzo es una fecha importante para el pueblo belaruso?

A pesar de su convulsa y, en efecto, breve existencia, la RPB tiene una importancia crucial en la construcción de la nación belarusa. Sin ella, no es exagerado decir que la actual República de Belarús no existiría. Antes de la ocupación soviética, Belarús estaba bajo la ocupación del imperio ruso, en la forma de varias gobernaciones, que corrían serio riesgo de ser divididas por las nacientes repúblicas soviéticas. Gracias a la RPB, eso no sucedió. Bajo símbolos nacionales seculares – bandera blanca, roja y blanca y escudo de armas Pahonia – el pueblo belaruso se unió y demostró que siempre luchará por su derecho a existir.

Es interesante notar que estos símbolos se remontan al Gran Ducado de Lituania, uno de los estados europeos más grandes de todos los tiempos, cuyo idioma dominante era el belaruso. Posteriormente, la GDL se unió al Reino de Polonia, formando así una alianza político-militar conocida como la República de las Dos Naciones. Esta alianza estaba basada en intereses comunes de defensa mutua contra las amenazas tanto del Oeste (teutónicos) como del Este (rusos). Así, la idea nacional de la RPB se basa en un discurso muy anterior a la invasión rusa, además de adoptar valores democráticos, libertad de expresión y religión, entre otros principios compartidos con otras naciones occidentales. 

Contrarios a tales principios, los bolcheviques intentaron desmantelar la RPB tan pronto como ocuparon el territorio de Belarús, en 1920. En su lugar, crearon la República Socialista Soviética de Bielorrusia, o RSSB, en un intento de borrar la historia y la identidad de Belarús, para luego reescribirlas según los intereses moscovitas. Según este discurso, el pueblo belaruso sería fruto de la Revolución de Octubre de 1917, surgiendo como una población rural y, prácticamente, sin historia. Sus símbolos fueron reemplazados por un estandarte rojo y verde y un escudo de armas de estilo soviético. La bandera blanca, roja y blanca y el escudo de armas Pahonia solo serían devueltos décadas después, con el fin de la URSS pero, de nuevo, no por mucho tiempo. 

1994 y la democracia que aún no ha llegado

En 1994, un historiador se convirtió en el primer presidente de Belarús elegido democráticamente. Guiado por el discurso soviético, Aliaksandr Lukashenka reimpuso los símbolos de la RSSB, ligeramente modificados, e inició una serie de cambios políticos que le otorgaron poderes prácticamente ilimitados, al acercar Belarús a su vecino del este. Uno de estos cambios fue la prohibición de facto de la celebración del 25 de marzo. Por otro lado, Belarús es el único país del mundo donde el día de la Revolución de Octubre sigue siendo festivo, con grandes celebraciones públicas, todo supervisado por la KGB, otra reliquia soviética que solo conserva Belarús.

A su vez, la diáspora belarusa celebra el Día de la Libertad en todo el mundo, sin las cadenas del régimen de Lukashenka. Conciertos, marchas, eventos culturales, deportivos y académicos se llevan a cabo simultáneamente en los cuatro rincones del mundo, llevando un mensaje de esperanza y unidad para aquellas personas que creen que la democracia y los derechos humanos prevalecerán en Belarús.

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